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“¿Se considera usted ante todo escritora o ante todo mujer? Cualquiera que haga esta pregunta odia y teme tanto a la literatura como a las mujeres." MARGARET ATWOOD. Escritora estadounidense. Feminista. Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2008.

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miércoles, noviembre 24, 2010

’El País de las Mujeres’ donde tienen cabida los hombres

¿Se imaginan que los hombres tuvieran algo así como una excedencia pagada por 6 meses y tuvieran la oportunidad y el gusto de cuidar y ver crecer a sus hijos? Pues esa fue la decisión de Viviana Sansón, presidenta de un pequeño país latinoamericano llamado Faguas, cuyo gobierno y las personas que lo integraban en todos los niveles de la administración, eran ejercidos sólo por mujeres. "Una decisión sabia y creativa para incorporar la experiencia femenina de ternura y cuido ante este mundo herido y golpeado y a punto de desaparecer en el que ya se debe establecer un manejo distinto del poder". Porque en este Siglo XX, afirmó, "ya todas las personas nos dimos cuenta de que tenemos un planeta finito y lo tenemos que cuidar. Necesitamos una revolución que nos ayude a preservar el mundo con un manejo distinto del poder". Este es el principal argumento de la novela El país de las Mujeres, de la escritora nicaragüense Gioconda Belli, explicada y presentada por la periodista Joana Bonet en la biblioteca Jaume Fuster de Barcelona. "Las mujeres están llegando al poder pero las estructuras todavía están organizadas y diseñadas por los hombres". Por eso, en su novela, Belli crea una ficción para que sean las propias mujeres las que organicen, porque ellas deben "cambiar las reglas de juego", explicaba esta ex ministra de cultura sandinista, quien cree que el presidente Daniel Ortega "ha perdido los escrúpulos por el camino al poder". "Es bien doloroso -lamentaba- ver esa ficción y ese travestismo de la revolución en Nicaragua". "Siempre he sido feminista -explicaba esta poetisa y novelista- pero con cambios amables, porque en ocasiones ha sido una actuación hembrista, es decir, un sexismo un poco a la inversa. Digamos que le falta un componente seductor o algo así como pimienta, crema batida y fresas, al feminismo", bromeó. Aun así, también debemos "despojarnos del deber ser", de esa "especie de programa que llevamos incorporado genéticamente, que nos hace complacer y servir a los demás; ese virus por el que siempre te sientes culpable siempre por no hacer todo lo que te han asignado como mujer, por lo menos en nuestra generación". Belli cree que hay que pensar en otra manera de organizar el mundo y hay que "cambiar cómo funcionamos los hombres y las mujeres". Porque "ellos tienen esposas, pero las mujeres no tenemos esposas que nos cuiden" decía. "Esa idea de la cuidadanía, cuyo nombre tan original aprendí en España -afirmó-, la tenemos que incorporar a toda la humanidad porque no puede ser que todavía vivamos escindidas y desgarradas entre la vida privada y el trabajo". Según la escritora, "hay que cambiar la manera como funcionamos y hacer la revolución de cómo vivimos. Es eso que yo llamo en la novela la "ideología del felicismo" que en Butan ya han incorporado con el nombre de Índice de Felicidad Humana, en contraposición al Producto Interior Bruto". La periodista Joana Bonet, recordaba al presentar el libro que en Centroamérica, la región de la que Gioconda Belli es originaria, la realidad es bien distinta a esa ficción creativa y positiva de la novela, pues el feminicidio, -que ella está investigando- ha triplicado sus crímenes en una década en tres de sus países: Guatemala, El Salvador y México.

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